–¿Cómo afecta la temperatura al rendimiento y la productividad en el trabajo?

Son varios los factores que pueden afectar directamente a nuestro rendimiento en el trabajo, y la temperatura ambiente es uno de los que más impacto tienen. Las condiciones climáticas pueden tener un enorme efecto en nuestra productividad, con el poder de hacer que la más sencilla de las tareas parezca complicada. Esto no solo afecta a la eficiencia, sino incluso a la forma en que nos relacionamos y nos comportamos en nuestro día a día. La temperatura del lugar en el que una persona trabaja y su confort térmico general influyen en el estado de ánimo, la productividad e, incluso, el estilo de vida.

¿Las zonas climáticas son un factor?

Por supuesto que sí. Hay 5 grandes zonas climáticas: tropical, árida/seca, templada, continental y polar, y cada una de ellas tiene una gran influencia en la forma de vida de sus habitantes. En las regiones nórdicas más frías, por ejemplo, la actividad social, sobre todo en invierno, se limita a lugares interiores para evitar el frío cortante. Como están más acostumbrados a temperaturas más bajas, se ha comprobado que normalmente les cuesta más aclimatarse al calor de las temperaturas más altas. Así, sus necesidades de temperatura en interiores serán diferentes a las de alguien de un clima tropical, por ejemplo.

En las regiones más templadas, donde la temporada de verano es más evidente, las actividades sociales suelen realizarse en el exterior durante la mayor parte del año. En el norte y centro de España, por ejemplo, los residentes pasan la mayor parte del año al aire libre, y solo los meses de otoño y principios de invierno mantienen a la gente en el interior. A diferencia de los que están acostumbrados a temperaturas más frías, los habitantes de las regiones templadas con veranos más calurosos son más propensos a sentir el frío, lo que aumenta la temperatura interior.

Dicho esto, en estas regiones cálidas, el tiempo que se pasa con los amigos y la familia se traslada a veces al interior una vez que las temperaturas del verano alcanzan su punto máximo y las actividades al aire libre se realizan con frecuencia por la noche. Esto no solo repercute en la vida social, sino también en las estructuras culturales, como los horarios comerciales y de apertura, las horas de sueño, etc., al igual que la forma en que las regiones más frías e incluso las más cálidas llevan a cabo su vida cotidiana.

El rango de temperaturas es clave

Estar en un ambiente confortable, dentro de una franja en la que el cuerpo no se vea afectado físicamente por el calor o el frío, es esencial para las relaciones sociales, la productividad en el trabajo, el disfrute de la vida familiar, las actividades físicas e incluso un buen descanso nocturno para cargar las pilas para el día de mañana.

La temperatura nos afecta de innumerables y pequeñas maneras. La magia de una cena romántica a la luz de las velas desaparecería pronto si no pudiéramos quitarnos el abrigo en la mesa. El partido más importante de la temporada se convierte en una experiencia aburrida si la temperatura de la cancha es tan alta que nadie tiene fuerzas para animar. Lo mismo ocurre con el rendimiento profesional. Un entorno de oficina mal regulado limita no solo nuestro estado de ánimo y comodidad, sino también nuestra productividad.

No siempre hace falta un gran ajuste. Solo unos pocos grados más altos o más bajos pueden suponer una diferencia sustancial en la productividad de un lugar de trabajo. Aunque parezca un cambio relativamente pequeño, puede ser la clave entre tener un equipo que esté cómodo, o uno que no vaya a poder rendir como se requiere.

¿Qué le ocurre a nuestro cuerpo con temperaturas inadecuadas?

Las temperaturas demasiado bajas afectan directamente a nuestro cuerpo. ¿Quién no se ha despertado con la espalda y el cuello rígidos después de dormir en una habitación demasiado fría? Para algunos, este malestar dura el resto del día y, en algunos casos, se acumula con el tiempo hasta convertirse en una dolencia más grave. Algo parecido ocurre con las temperaturas muy altas. Solo hay que pensar en esas largas noches de verano en las que el calor o la humedad hacen imposible dormir y nuestro cuerpo no consigue el descanso que necesita.

En consecuencia, todas estas variaciones de la temperatura ideal afectan directamente a nuestro cuerpo, a nuestro estado de ánimo e incluso a nuestra capacidad de pensar simplemente. Puede ser más difícil concentrarse, más difícil terminar las tareas a tiempo y, debido al impacto en el estado de ánimo, menos probable que nos sintamos felices con el resultado final. Así pues, no es solo la temperatura ambiente que experimentamos mientras estamos en el trabajo lo que afecta a nuestro rendimiento, sino cómo influye en nuestro día a día y su impacto en nosotros. Por lo tanto, es esencial ajustar la temperatura para que se adapte a nuestras necesidades cuando y donde sea posible.

Adjusting the Temperature to Suit the Seasons

En los lugares donde predominan las estaciones, regular la temperatura ambiente en el lugar de trabajo es tan importante como una silla que cumpla sus funciones ergonómicas, una iluminación correcta y un espacio lo suficientemente amplio como para que los trabajadores puedan estirar las piernas cuando lo necesiten.

Por desgracia, los espacios de oficina mal acondicionados son demasiado familiares, especialmente en pleno invierno o en pleno verano. Las temperaturas sofocantes en invierno, porque la calefacción es demasiado alta, suelen ir acompañadas de condiciones glaciales en verano, donde el aire acondicionado está ajustado a un nivel bajo e incómodo. No es raro que se vea a los trabajadores con una simple camiseta en la oficina durante el invierno, pero con una chaqueta en verano.

Un entorno de trabajo mal gestionado es una causa frecuente de dolencias cutáneas, resfriados y dolores de cabeza, y otros síntomas relacionados con el síndrome del edificio enfermo. La marcada diferencia entre las temperaturas interiores y exteriores y las condiciones meteorológicas puede aumentar el riesgo de que los empleados contraigan enfermedades. Naturalmente, todo esto repercute en la productividad.

Para los ambientes interiores en general, ASHRAE, la Sociedad Americana de Ingenieros de Calefacción, Refrigeración y Aire Acondicionado, recomienda un rango de 21°C a 24°C (68,5°F a 75°F) en invierno, y de 24°C a 27°C (75°F a 80,5°F) en verano.

Esta necesidad de mejorar los ambientes interiores se aplica cada vez más al hogar, sobre todo porque el número de personas que trabajan en casa ha aumentado desde que comenzó la pandemia de Covid. El teletrabajo forma parte de la nueva normalidad, lo que significa que la gente pasa más tiempo en el interior y más tiempo en una habitación. Esto significa que encontrar el punto óptimo de confort térmico se ha vuelto más crucial para ayudar a la concentración, el confort y mantener entornos productivos. 

En el caso de los hogares, y dependiendo de la estación del año, la ASHRAE recomienda seleccionar una temperatura entre los 19°C y los 27°C (67°F y 82°F) a efectos de confort térmico.

Existen similitudes en lo que recomienda ASHRAE para los distintos escenarios, y ambos deben abordarse teniendo en cuenta tus preferencias personales y, en el caso del espacio de trabajo compartido, las de otras personas.

Ventilación del espacio para la salud y la eficiencia energética

Siempre es aconsejable ventilar completamente el espacio vital a intervalos regulares o al menos una vez al día. Durante los meses de verano, es aconsejable aprovechar las temperaturas más frescas de la mañana para que ayude a regular la temperatura de la casa de forma natural antes de que las temperaturas empiecen a subir. Hacerlo así no solo permite al propietario reponer el aire fresco en su casa, sino también evitar potencialmente el uso del aire acondicionado más de lo necesario.

Durante los meses de invierno, y dependiendo de su ubicación, ventilar la casa puede dejar escapar rápidamente el preciado calor. Al ventilar las habitaciones clave en ráfagas cortas y regulares a lo largo del día, es suficiente tiempo para renovar el aire interior sin perder todo el calor y lo que significa que los sistemas de calefacción o aire acondicionado no tendrán que trabajar más para recuperar los grados perdidos.

En ambos casos, tanto si se utiliza el aire acondicionado como la calefacción, es importante no esperar a que las temperaturas alcancen sus máximos o mínimos diarios de calor. Siempre que sea posible, enciéndelos antes de que la casa alcance su momento más cálido o más frío, lo que garantiza que los sistemas gasten menos energía en llevar el aire a la temperatura ambiente óptima. También permite un ajuste más gradual, que tiene un efecto más suave y natural a medida que el cuerpo se aclimata.

Más información sobre la ventilación en el espacio de trabajo, aquí.

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En cualquier espacio interior, desde nuestras casas y oficinas hasta restaurantes, centros comerciales, locales de ocio, gimnasios y colegios, la regulación de la temperatura es un aspecto clave que influye en las personas en todos los aspectos de su vida. 

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