–Encuentra tu ikigai, la filosofía japonesa para alcanzar tu razón de ser
El término japonés ikigai nos atribuye a todos una razón de ser en el mundo. Lo entendemos como aquel elemento que nos motiva y que representa aquello por lo que vale la pena vivir. El ikigai no es la felicidad en esencia, pero encontrarlo nos ayudará a ser más felices.
Nos hace sentir que todo aquello que hacemos tiene sentido, que está vinculado a nuestro futuro y que cumplimos “nuestra misión”. Nos regimos por la razón y nuestras actuaciones se vinculan con la autorrealización, llevamos a cabo las acciones por gusto y esto nos causa satisfacción.
El ikigai no se basa simplemente en descubrir nuestro propósito o nuestra razón de ser, se trata también de alcanzarla. Según el término japonés, solo cuando la busquemos y la ejercitemos conseguiremos tener una vida plena.
Dentro de la cultura japonesa, la identificación del ikigai ocupa un lugar importante. En el país Nipón se encuentra la isla Okinawa, el lugar donde encontramos la mayor población de centenarios a nivel mundial. Es concretamente en el norte de la isla, en la aldea Ogimi donde se sitúa la mayor cantidad de centenarios.
La sociedad considera que el hecho de que estas personas vivan tantos años se debe a su vida en comunidad y al placer de poderse dedicar siempre a hacer lo que más les gusta. Es decir, al placer producido por la identificación y la ejecución del ikigai.
¿Cómo identificar el ikigai?
El elemento está compuesto por la conjunción de 4 áreas básicas de la vida: la pasión, la vocación, la misión y la profesión de cada persona. Hay cuatro preguntas que deberás hacerte para poder descubrir tu ikigai:
- ¿Qué es lo que amas? Debes descubrir qué es aquello que te gustaría hacer siempre, esa será tu pasión.
- ¿Qué crees que el mundo necesita de ti? Esa será tu misión.
- ¿Qué se te da bien y te es fácil realizar? Esa será tu vocación.
- ¿Por qué te pagarían otras personas? Esa será o debería ser tu profesión.
Se precisa de un equilibrio impecable entre estos cuatro elementos para identificar nuestro ikigai. La finalidad es encontrar una pasión, una misión, una vocación y una profesión que coincidan en un tema, de manera que se vuelva un elemento central en nuestra vida.
Aunque para algunas personas parezca muy complicado, para otras se puede encontrar en los aspectos más obvios. Aun así, se trata de un elemento que puede ser identificado de manera confusa o errónea si el propio individuo tiene, por ejemplo, una falta de reflexión sobre lo que considera realmente importante.
Tu ikigai es el punto en el que se juntan todas las respuestas a estas preguntas. No tengas prisa en encontrarlo, a veces parece difícil de ver, pero no porque no lo tengas, sino porque necesitas tiempo para explorar tu ser más profundo.
Ventajas de la práctica de la razón de ser:
Han resultado ser muchos los beneficios que proporciona la búsqueda e identificación del ikigai, entre estos, destacamos algunas ventajas. Primeramente, es capaz de proporcionar un mayor bienestar emocional. Si buscamos y encontramos nuestro ikigai disfrutaremos más de la vida y sentiremos plenitud y bienestar emocional.
Por otro lado, es capaz de aumentar la autoestima. Al hacer aquello que nos gusta nos demostramos a nosotros mismos que nuestra vida tiene una razón, un motivo. Cuando hacemos lo que queremos y se nos da bien, se aumentan la alegría y la autoestima.
Las personas que lo practican registran menores niveles de estrés, ansiedad y depresión. A través de una actitud positiva con nuestro sentido en el mundo y con lo que consideramos nuestros objetivos vitales, nos ayuda a afrontar el día a día con más ganas y de una manera mucho más optimista.
Finalmente, hay un aspecto que debes tener en cuenta: el ikigai no es definitivo. No existe un solo ikigai para cada persona, es decir, aunque hayamos encontrado nuestra razón de ser en el mundo, esta puede cambiar, por ejemplo, por la alteración de la situación personal o la edad. Entendemos que el ikigai no tiene por qué ser el mismo toda la vida, así que es importante dedicar tiempo a explorar nuestro ser más profundo para no perder la motivación ni la razón.
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