Vinos que se catan con los ojos

El mundo del vino es un mundo complejo, lleno de tradiciones, herencias y rituales que hacen que beber una copa sea no sólo una experiencia gastronómica, sino cultural y social.

A través de la evolución de este sector podemos ver la evolución de la sociedad. Desde el nacimiento del vino tal y como lo conocemos en la antigua Mesopotamia, en las riberas del Tigris y el Éufrates, hasta su expansión con el imperio Griego y posteriormente el Romano (que le dedicó su propio Dios, Baco), el vino ha pasado de almacenarse en ánforas de barro a las botellas actuales de cristal, pasando por los innovadores envases en tetrabrik.

Si hasta hace unos años lo importante a la hora de diseñar un recipiente para el vino era asegurar su correcta conservación y almacenaje (ayudados, en gran medida, por una correcta climatización, controlando tanto la temperatura como la humedad), de un tiempo a esta parte el aspecto exterior del vino se cuida tanto como el interior. Cada vez son más las compañías que se han dado cuenta de que, para atraer a consumidores y completar la experiencia sensorial, el diseño y las etiquetas de las botellas pueden añadir ese plus de que hace que el consumidor se decante por una botella u otra.

Lejos de las clásicas etiquetas horizontales y simples, con imágenes de escudos de armas o castillos, los etiquetados actuales van un paso más allá: tipografías innovadoras, colores, juegos con la forma de la botella… todo vale para entrarle por los ojos al consumidor. También se innova en los nombres, que dejan de lado los topónimos o los “Castillo de…” para sorprender o incluso arrancar una carcajada al consumidor con la originalidad de su denominación.

 

A continuación, hacemos una selección de algunos de los vinos con un etiquetaje más curioso: 

  • Vino joven, vino viejo: El Pícaro, El Recio y El Viejo son los tres vinos de esta bodega que decidió ilustrarlos con primeros planos de agricultores que reflejaran el espíritu del producto: joven, crianza y reserva. En este caso el poder de la etiqueta reside en su diseño sencillo pero atrayente y evocador.

  • Homenaje al refranero español: los vinos de Bienbebido se caracterizan por una imagen gráfica similar a la que podíamos encontrar en las cristaleras de  los bares antiguos, con tipografías redondeadas y coloristas junto a imágenes simplificadas de los alimentos. En este caso, juegan con los refranes para indicar con qué comidas maridan sus diferentes vinos.

 

  • Vino con camisa de fuerza: Qué mejor para sorprender al cliente que ponerle una camisa de fuerza… al vino. La bodega Canopy sorprendió con este original envoltorio que juega con el nombre del vino, “Loco”. 

  • Etiquetas DIY: Las razones para abrir una botella y servirte una copa son muchas. También son varios los motivos que te llevan a decidir compartir esa botella con otra persona. Si quieres enviar un mensaje pero no sabes cómo, el vino Frank tiene la solución: etiquetas personalizables para que escribas por qué has decidido beberte una copa. 

 

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